La sesión empieza cuando están aproximándose a donde encontraran a la bola de ojos, severamente buffeados. A pesar de su sigilo, la bola los sorprende y ataca masivamente con sus rayos mágicos, a todos menos a Sthlyfaugh, que está invisible. Sin embargo, consiguen resistir gracias a las mirror images de Alexandir, al spell immunity que Miztli casteara en Agra y Sthlyfaugh, y a la intervención divina, necesaria en esta ocasión para el semiorco y el enano.
Ya con un plan bien meditado, iban todos tocándose entre sí para que el humano pudiera aplicar su dimension door transportándolos justo abajo de la bola, así que éste utiliza ayuda divina para actuar de inmediato y hacer lo propio. En cuanto llegan, Miztli invoca nuevamente la ayuda divina para actuar de inmediato y quickenear a su vez un fly en Agra, justo afuera del cono de antimagia que la bola dirige hacia abajo. Agra vuela y suelta un cimitarrazo. La bola de ojos deja ir todo su arsenal, la mitad a Agra y la otra mitad a Alexandir, pero su buena resistencia les ayuda, a pesar de que las mirror images no cooperen mucho, lo que obliga al arquero a echar mano nuevamente de la ayuda divina.
Alexandir deja ir una andanada de flechas, con tanta emoción que no conecta ninguna, y entonces Miztli, durante su turno regular, castea su clásica spiritual weapon y quickenea un sound burst, que deja stunneado al bicho… Una oportunidad increíble. Agra y Sthlyfaugh se posicionan para atacar a la siguiente ronda.
Alexandir quickenea un haste y lanza una flecha certera. Miztli lo secunda con un searing light. Entonces Agra, volador, deja ir todos sus ataques, literalmente ponchando a la bola, que suena “pluf” y cae desinflada al piso, donde terminan de rematarla, haciendo caso omiso a la propuesta de Sthlyfaugh de reanimarla y tratar de hablar con ella.
Notan que el cadáver tiene una especie de cinturones o cananas para guardar cosas. Las revisan y encuentran varios objetos interesantes, como dinero, gemas, scrolls, pociones y una bolsa mágica de color gris. Después Agra corta un pedazo de carne, que planea saborear durante el almuerzo, y uno de los ojos. Deben encontrar el laberinto que se le revelara a Miztli mediante la adivinación, así que siguen la marcha hacia el frente, pues también se enteró el enano de que la bola tenía varias guaridas.
Tras una hora de camino, llegan a una encrucijada. Entonces Alexandir se transforma en bugbear y, tras oler el trozo de bola que carga el semiorco, trata de encontrar ese rastro en las paredes, pero sin éxito. Mientras tanto, el semielfo escribe en un muro, en terran: “La belleza es una carta de recomendación a corto plazo”. Desandan entonces el camino, olfateando con cuidado, pero no perciben el ansiado aroma hasta que termina la duración del hechizo. Deciden entonces regresar, acampar cerca de donde mataran a la bola, y al día siguiente utilizar “magia avanzada”.
Mientras Agra constata que la carne de beholder es realmente asquerosa y Miztli purifica comida para sus compañeros, Alexandir se transforma en elemental de tierra y circunda el túnel, con tan buena suerte que encuentra un pasaje vertical. Lo sigue y, unos treinta metros más arriba, en cuanto el pasillo da la vuelta, es recibido por una andanada de flechas de gran tamaño, que lo hieren significativamente. El buen sentido le indica entonces que es mejor regresar por lo pronto y entrar todos juntos al día siguiente. Mientras tanto, el clérigo castea locate object para localizar el bag of holding que cargaba Quetzalli, pero no tiene éxito.
Descansan toda la tarde, duermen y, a la mañana siguiente, se preparan: read magic para identificar los scrolls, dos air walks para Agra y Miztli, un par de detect secret doors… Sthlyfaugh se siente tentado a meter una mano a la bolsita mágica gris, que parece vacía, pero al final opta por la prudencia y desiste.
Alexandir castea detect secret doors y encuentra una puerta secreta en el techo del túnel, justo arriba de donde estaba la bola de ojos. Se concentra y la abre. Está en el mismo pasaje que encontrara el día anterior, pero en vez de seguir hacia el oeste (del mapa), continúan directamente hacia arriba. El humano se transforma en hobgoblin y trata de seguir el rastro de la bola, pero sin éxito. Regresa a la puerta por la cual entraron y ahí sí nota el olor, aunque muy tenue. Miztli trata de localizar la armadura de Quetzalli con un locate object, pero no percibe nada. Recuerda entonces que, en su sueño, ella se veía a sí misma como una estatua de mármol blanco en un túnel de piedra, lo que la entristecía… Aunque él la vio caer y aparentemente morir, si realmente está hecha piedra con todo y equipo, los objetos que cargaba no son detectables mediante ese hechizo.
Encuentran una puerta secreta y otra evidente, por la cual pasan. Suben unos treinta metros más y… andanada de flechas, que da de lleno en Alexandir. Éste se retira mientras Miztli y Sthlyfaugh se acercan a investigar, recibiendo también flechazos. Tras tres oleadas, cesan los ataques. Se dirigen a la puerta que hay al fondo del pasillo horizontal, de la cual procedían los proyectiles, pero resulta no ser una puerta verdadera: sólo un engaño que cubre el mecanismo de la trampa. Por otra parte, pueden constatar que ya no hay más flechas, así que la ruta es ahora segura.
Al tocar el suelo en esa área, éste cede y se aprecian estacas al fondo de un túnel vertical. Descienden, pasan con cuidado a un pasaje horizontal que abre y, al llegar al fondo, les cae encima un bloque de piedra. Tras reponerse un poco, revisan todo con cuidado (y con magia: el primer detect secret doors acaba de expirar, pero Alexandir castea otro, esta vez extendido), pero no encuentran nada interesante. Regresan entonces, marcando las paredes con gis para saber por dónde han pasado.
Fin de la sesión, cuando van dos minutos del detect secret doors extendido, doce del alter self extendido, a las 8:30 de 20 Horno 13306.
6400 xp por cabeza
Total: 283,782
Comentario
Un poco de mala suerte por parte del beholder, pero lo hicieron añicos fácilmente debido a la buena estrategia y el uso frecuente de hero points. Ni tiempo le dio de meterse en su laberinto (ese stun…). Dentro del laberinto y no todos volando… se habría puesto divertida la cosa. Claro que ya sabían a qué iban, pero aún así: felicidades.