Vigesimoprimera sesión

 

 

La sesión empieza después de que revisen lo que parece haber sido un templo de Aidonio, dios del mar. Anathiel afirma estar casi segura de que la conexión con la divinidad ha sido interrumpida.

Dilos propone que abandonen ese lugar, pero los demás no están de acuerdo, así que él sale y se reúne con Divad. Los cuatro restantes se aproximan a la puerta que hay en el templo. Icanor trata de abrirla con una flecha rota pero no lo consigue, así que sale y le pide a Divad sus herramientas “de ladrón”. Con ellas, después de varios minutos, logra abrir la puerta (grande, pesada, de bronce, como la que hay en la entrada).

En cuanto empujan la puerta, aparecen dos criaturas voladoras. Son como grandes cabezas con alas membranosas en lugar de orejas, y una lengua muy larga. Emiten un grito horrible cada una y los aventureros sienten que el ruido los paraliza, pero logran sobreponerse… todos menos Anathiel.

Los que pueden moverse atacan, aparentemente haciendo mucho daño. Las criaturas se aproximan a Anathiel pero una cae antes de alcanzarla. La otra cabeza voladora llega con la clériga y la besa, introduciendo su lengua. La elfa se siente muy mal, pero recupera el movimiento. Pronto dan cuenta de la horrible criatura.

Observan el cuarto donde estaban los engendros. En el centro hay una especie de mesa de piedra con estantes, donde se encuentran varios objetos litúrgicos de plata, de tamaño grande (cálices, incensarios, morteros). No saben si es sacrilegio tomarlos. Anathiel les explica que están en la sacristía, que en todo caso estarían robando a los clérigos, no al dios. Deciden recoger los objetos más tarde.

Aún sedientos de aventura, se dirigen a la puerta que está en el salón de entrada. Icanor la abre con las herramientas de Divad. Empujan y hay una escalera que baja (15-20 escalones), seguida de un largo corredor. Icanor, temerario, avanza. Poco después del final de la escalera le cae una guillotina en la cabeza, la cual vuelve a subir de inmediato. Amaguq intenta pasar de un salto, sin pisar la zona cercana, pero también recibe un guillotinazo.

Algrosh trata de activar la trampa con una rama que había sobrado de la leña de la noche anterior, sin conseguirlo. Amaguq está impaciente, e Icanor está imparable: continúa avanzando… Pocos metros más adelante, es atacado por unos cadáveres animados, que emergen de entradas a salones aledaños al pasillo. Se parecen mucho a los que habían encontrado en el salón de entrada, pero Amaguq nota un brillo extraño en sus ojos.

Icanor es atacado ¡a cachetadas! Cuando logran pegarle, siente un frío intenso. Logra resistir un poco, pero en un momento percibe cómo le roban la energía al tocarlo. Retrocede y ataca con flechas de punta roma. Amaguq ataca con el arco también.

Poco después, Icanor intenta utilizar flechas normales, con éxito. Amaguq dsenvaina ambas hojas y se aproxima. Algrosh y Anathiel apoyan desde atrás, pues no saben cómo salvar la guillotina. Continúa la cruenta lucha y finalmente dan cuenta de los cadáveres de ojos brillantes, pero Icanor gana dos niveles negativos y Amaguq gana uno.

Debido a sus heridas, deciden salir y recuperarse. Icanor, valientemente, se lanza primero, para que Amaguq, más herido, pueda pasar mientras la guillotina sube. Salen y encuentran a Dilos y a Divad, con caras largas. Divad dice que regresará a su ciudad, pero lo convencen de que vaya con los enanos a avisar que la Bailarina no estaba donde creían, que les den más tiempo y les paguen más. Dilos decide acompañarlo la primera parte del camino. Después de comer, empiezan la marcha.

Algrosh y Anathiel descansan, mientras Amaguq e Icanor salen de cacería, acompañados por Jorge. Después de tres horas sólo logran cazar una perdiz: el postre de la cena, será. Notan claramente que hay muy poca fauna en los alrededores de la cripta.

La noche pasa tranquilamente. Al día siguiente (11 Lodo) permanecen haciéndole compañía a Petrona, pues deben reponerse y curarse. Después de otra noche en calma, alrededor del medio día Icanor siente que recupera su energía por completo. Deciden explorar de nuevo la cripta. Toman las dos piedras más grandes y estables que encuentran entre los escombros, y las colocan bajo la guillotina, para poder arrastrarse entre ellas y no ser dañados. Algrosh logra colocarla sin problemas, pero Amaguq, en su torpeza, se come un guillotinazo.

Una vez armada la protección pasan de dos en dos, arrastrándose. La guillotina cae cada seis segundos pero es detenida por las rocas, que se dañan un poco con cada golpe. Observan los salones aledaños al corredor, que están llenos de tumbas, la mayoría de ellas abiertas. En uno de ellos hay un altar de Aidonio. En cada uno de los salones hay una palanca: mueven ambas. En un extremo de cada salón hay huesos apilados, llenos de hongos grandes, de colores rosa y morado. En una tumba tapada, rodeada de huesos y hongos, distinguen un montón de monedas de oro.

Abren otra tumba tapada. Hay lo que parece ser el esqueleto de un monóculo, con ropa fina pero vieja y varios objetos ornamentales de plata. No saben si tomarlas ofenderá a Aidonio, o a alguien más… Anathiel es incapaz de resolver la duda… Deciden entonces continuar por el pasillo. Éste da vuelta hacia la derecha. Continúan avanzando, con Icanor al frente. Al fondo, del lado izquierdo, hay una puerta (grande y pesada, de bronce, como las otras). Icanor se aproxima… y es recibido por un rayo que sale de la pared, al fondo del pasillo. Otro rayo paralelo roza las narices de Amaguq y queda a centímetros de alcanzar al orco.

Regresan y mueven una de las palancas, con la esperanza de que desactive los rayos. Se dirigen nuevamente al fondo del corredor. Algrosh se para en la zona de peligro y reibe tremenda descarga. Haciendo caso omiso, se acerca a la puerta y la empuja. No consigue moverla y se hace merecedor de otros voltios. Se retira a zona segura.

Regresan donde están las palancas. Descubren que ambas se mueven al unísono, y que activan/desactivan la guillotina. ¿Y los rayos? Icanor trata de levantar una lápida, sin éxito. Amaguq tampoco lo consigue. Entonces Icanor declara haberse vuelto loco y se acerca a la zona llena de huesos y hongos. Observa, camina, transita. Mientras, Algrosh abre la tumba en cuestión y otro par. Cada una tiene su cadáver de monóculo, sus telas finas viejas y sus objetos de plata.

Totalmente poseído por el espíritu de la aventura, Icanor se encamina a la zona de huesos y hongos que hay en el otro salón, donde está la tumba con oro encima. Amaguq lo sigue de cerca. Cuando están ya próximos a dicha tumba, dos hongos morados los atacan con unos tentáculos tipo látigo. Los latigazos pudren la carne, generando daño en fuerza y constitución. El grupo se defiende, contrataca, se retira.

La sesión termina mientras se alejan, perseguidos por los hongos. Icanor, Algrosh y Amaguq tienen pedazos podridos. Se sienten muy débiles. Es media tarde de 12 Lodo 13306.

1100 XP por cabeza

 

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Masteraje

Cripta (19-25)

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