Empieza la sesión cuando acaban de meter el cadáver de Agra en el bag of holding grande. Se preparan para la aventura en un lugar sin magia, donde ya han constatado que sus bags of holding no abren, así que extraen lo más necesario. Como el tambo de las aletas mágicas, donde han guardado los peces en otras ocasiones, pesa alrededor de 30 kg por estar lleno de agua, deciden ir primero al palacio que se observa a lo lejos y, cuando regresen, si es que lo hacen, pescar su lote.
Pasan entonces a la zona del lago: ribera arenosa con una senda que rodea por el lado izquierdo y parece llevar al palacio. Notan que la luna no se ha movido desde la primera vez que visitaron el lugar, unos doce días antes, lo cual no corresponde con su comportamiento en el Plano Combinado y el Plano de los Torneos. Siguen la senda y, en poco menos de una hora, llegan al palacio, cuya puerta está abierta… Sin embargo, se antoja pequeña para ser la puerta de un palacio de ese tamaño y estilo. Parece conducir a un cuarto reducido, de forma poligonal, parecido a aquél donde enfrentaran a los guardianes, cuyas paredes se ven como irreales, ensombrecidas. Al fondo se ve una puerta, aparentemente de adamantita, con una cerradura y cuatro llaves acomodadas en hilera horizontal.
Sthlyfaugh indica a su tío Archibaldo que entre a investigar. La shadow llega al centro del cuarto y observa. Regresa y relata al semielfo que, aunque el cuarto parece hecho de sombras y no se distinguen bien las paredes, que parecen irreales, en realidad es todo de metal. Por la descripción, el shadowdancer está casi seguro de que se encuentran en el Plano de las Sombras. Archibaldo cuenta que se distingue una cerradura en lo que parece una puerta de adamantita, pero ensombrecida. Hay cuatro llaves de oro colgando de lo que parecen ser cadenas de adamantita (cada llave su cadena), de manera que puedan insertarse fácilmente en la cerradura sin desprenderse de la cadena. Penden las cuatro a la misma altura, sobre la pared, formando una línea horizontal.
Entonces Alexandir manda a Sr. Loro a que trate de abrir la puerta con alguna de las llaves. El pseudodragón obedece y, en cuanto se encuentra a unos tres metros de la susodicha puerta, se cierra la que está frente a los aventureros… Sthlyfaugh indica a su sombra que investigue, y ésta regresa diciendo que hay un letrero y que Sr. Loro lo está mirando fijamente.
Como esa puerta no tiene cerradura ni manija, Alexandir y Miztli se abocan a destruirla, el primero con su pico y el segundo con su mandoble. Sthlyfaugh indica a Archibaldo que busque puertas y ventanas, y ayuda también con Kelen y Daisho. Sin embargo, desde el primer golpe queda claro que la puerta es de adamantita sólida, así que no será fácil romperla, aún con la herramienta que tienen. Por otra parte, la sombra regresa en veinte minutos e informa que, aunque hay varias puertas y ventanas, él no puede pasar por ellas.
Media hora después de que se cerrara la puerta, se abre nuevamente. El daño que han logrado hacerle es relativamente poco. El cuarto se ve exactamente igual que antes, pero sin rastro ninguno de Sr. Loro. Deciden entonces entrar todos de una vez, lo que Mizti hace montado en Quetzalli. Otra vez, en cuanto alguien se aproxima a tres metros de la segunda puerta, la primera se cierra, como si se materializara una pared. Al mismo tiempo se resalta la inscripción que está sobre la cerradura: “Una llave sólo miente. Dos sólo dicen verdades. La otra, una verdad y una mentira. Inserta sólo la llave correcta en la cerradura. Tienes media hora”.
Revisan las llaves. Cada una tiene una inscripción. Acomodadas de izquierda a derecha, dicen lo siguiente:
1: Usa la llave que está junto a mí. La extrema derecha miente.
2: La extrema derecha no abre. La extrema izquierda dice sólo mentiras.
3: Usa la extrema izquierda. La llave a mi izquierda sólo dice verdades.
4: Usa la llave que está junto a mí. La llave que está junto a mí y la extrema izquierda dicen al menos una mentira.
Miztli se concentra de inmediato en resolver el enigma. Tras unos minutos, meta-Agra coopera también (in-game, indicaciones de Quetzalli y Archibaldo). Cuando ya casi se vence el plazo estipulado, llegan a la conclusión de que la tercera llave es la correcta. Alexandir, por su parte, también lo había resuelto, pero sabiamente decidió no echar a perder la diversión de los demás.
El enano introduce la tercera llave, la gira y… la puerta se abre, dejando ver un salón grande, con piso de mármol, sobrio pero lujoso y elegante. Pasan con celeridad, antes de que se vaya a cerrar alguna puerta… Casi de inmediato, alcanzan a percibir un quejido lastimero, pero suave. Deciden seguirlo.
Dentro hay pasillos y salones. Todo muy lujoso pero completamente vacío. Cautelosamente, van tras la señal auditiva, hasta que llegan a lo que parece ser el salón del trono, donde está sentado un humano joven, con las piernas cubiertas por una tela. Tiene cara de angustia, pero se alegra de verlos.
Dice que no ha visto a nadie en muchísimos años, salvo a sus verdugas. Está deseoso de contar su historia:
“Soy Abbdín-al-Guedén-al-Jeque, señor del Oasis Beb-al-Haua. Mi padre murió cuando tenía 23 años y me convertí en jeque. Al poco tiempo, recibí una propuesta de matrimonio; la joven, de 18 años, lejana pariente mía, nativa de la ciudad de Ablalabad, tenía todas las cualidades: sabía cantar y bailar, cocinar y bordar, estaba instruida en las ciencias y entendía de administración y de arte militar. Inmediatamente quedé prendado de ella y acepté.
“La boda se celebró con gran pompa y ella vino a vivir a palacio. Debo mencionar que tiene una hermana gemela, que conocí en la boda. Una vez aquí, mi esposa se hizo cargo de muchas cosas y me daba magníficos consejos, con lo que el oasis prosperó. Sin embargo, conforme pasaron los meses empecé a sentirme cada vez más débil. Consulté a varios médicos y clérigos, pero nadie lograba curarme más que de forma temporal.
“Mi debilidad alcanzó tal nivel que una noche, el jarrito de leche de almendras que siempre tomaba antes de acostarme, resbaló de mis manos y se desparramó, sin que hubiera llegado siquiera a probarlo. Decidí irme así a la cama, donde mi esposa me masajeó los pies cariñosamente mientras cantaba con dulzura, como todas las noches. Yo, como de costumbre, cerré los ojos y esperé a que el sueño me invadiera, pero esa noche tardó más de lo habitual, y antes de que sucediera, ella me soltó y se fue. Le dije que se quedara un poco más y, tras un momento de sorpresa, se enojó como nunca la había visto antes, inquiriendo acerca de mi lechita. Yo le dije que se me había caído, sin entender bien qué sucedía. Tras unos minutos de despotricar, ella se calmó y me explicó que debía tomar la leche para fortalecerme, y que por esa razón se había molestado tanto. Me trajo otra, que bebí, y después me dormí.
“Sin embargo, tan inusitado desplante me hizo sospechar, a pesar de que ella jamás me había dado motivo alguno de queja. Entonces, la noche siguiente tiré en secreto mi lechita de almendras. Después, cuando me masajeó los pies fingí quedarme profundamente dormido. Cuando ella se retiró, rápidamente me levanté y me equipé con mi espada mágica, pues ya tenía todo preparado, y la seguí.
“Vi cómo se retiró a sus aposentos y empezó a realizar poderosos encantamientos. Yo estaba azorado. Cerca de la media noche, cuando todos dormían, se vistió y arregló magníficamente, tras lo cual salió del palacio. Fui tras ella guardando cierta distancia, y vi cómo se encontraba con una especie de demonio. Lo llamaba señor y le besaba los pies. Él preguntó por qué no me había matado aún, y ella respondió que era necesario que pareciera una enfermedad, pero que el veneno estaba actuando y no me quedaba mucho tiempo.
“Entonces comprendí todo y sentí ganas de lanzarme contra ellos, pero la prudencia me hizo mantener la calma. El demonio se enojó, le dijo que se desnudara y la azotó veinte veces. Ella, a cada golpe, decía merecerlo y pedía más. Cuando el engendro se cansó, le ordenó que masajeara sus pies, que eran horribles, como de elefante, pero ella lo hizo con mucha mayor dedicación y ternura que cuando me lo hacía a mí. Después de un tiempo, el demonio la tomó y tuvo sexo con ella toda la noche.
“Poco antes del amanecer, el monstruo dijo que tenía sueño, así que fueron hacia una roca grande que había en el jardín, donde ella pronunció ciertas palabras. La roca se abrió de inmediato, dejando ver una cueva donde entró el demonio; ella, tras despedirlo con grandes muestras de amor, pronunció otro encantamiento y la roca se cerró nuevamente. Entonces emprendió el regreso a palacio, pero yo conocía un pasaje secreto hasta mi recámara, que por descuido nunca le había mencionado, así que llegué antes, me desnudé y me acosté.
“Al día siguiente, a pesar del horror de lo que había observado, mi amor hacia mi esposa me hizo dudar. Pensé que si terminaba con la bestia que la tenía dominada, ella volvería a mí. Pero la situación requería el mayor secreto, así que me armé y equipé, considerando que la famosa Espada del Oasis, en mi familia desde hace milenios, sería suficiente para terminar con cualquier engendro del infierno, o de donde fuera. Me cubrí con una capa para ocultar mis intenciones y dije ir a pasear a los jardines.
“Llegué a la roca cuando no había nadie cerca por ser la hora de la siesta. Pronuncié las palabras, que había tomado el cuidado de memorizar, preparado para un arduo combate. Pero cuál fue mi sorpresa al encontrar al demonio profundamente dormido, como inconsciente. Ni tardo ni perezoso, le lancé un tajo con la espada, que le cortó la cabeza de cuajo. Satisfecho, dándolo por muerto, me retiré.
“La tarde transcurrió normalmente y en la noche la vi irse. A la mañana siguiente, al despertar, noté que estaba vestida de luto. Pregunté la causa y ella me dijo que su hermana gemela había fallecido en Ablalabad. Le seguí la corriente, consolándola. Conforme pasó el tiempo, pude constatar que mi fuerza volvía pero, aunque ella era aún más cariñosa conmigo que antes, todas las noches se dirigía a la piedra y entraba, saliendo sólo hasta el amanecer.
“A pesar del dolor que eso me causaba, me dije que debía ser paciente, que ella pronto lo olvidaría y volvería a mí. Sin embargo, después de un año su comportamiento no había cambiado. Entonces, un día la confronté y dije toda la verdad. Tras un momento en el que pensé que me mataría, ella pareció librarse de la maldición y, pidiéndome perdón, se lanzó a mis pies. Yo la perdoné de corazón y me preparé para una vida próspera y placentera.
“Pero qué iluso es uno cuando se trata de creer lo que uno quiere. Dijo que me haría una danza especial y, mientras la miraba bailar, de repente mis piernas se volvieron de piedra (las muestra, retirando la manta que las cubre). También vi cómo el oasis se convertía en un lago y todos mis súbditos se transformaban en peces, según su raza: blancos los humanos, verdes los elfos, amarillos los gnomos y rojos los enanos, y eran transportados mágicamente al lago. Entonces oí su risa demoniaca tras de mí, y al voltear y verla comprendí que quien había estado bailando era su hermana.
“Acto seguido me platicó que desde que se casó conmigo, tenían ambas el plan de matarme y hacerse del mando del oasis, con ayuda de su amante demonio. Ella maneja magia muy poderosa, y su hermana sabe luchar sin usar armas. Me consideraba un inepto y nunca creyó que fuera a descubrir sus artilugios, al punto que cuando le corté la cabeza al demonio, ella pensó que había sido otra persona, algún enemigo milenario. Para esconder la presencia del engendro, había una fuerte magia contra adivinaciones protegiendo la cueva, pero eso mismo fue lo que le impidió averiguar qué había sucedido.
“Usando un poderoso ritual, logró devolverle la vida, pero quedó como idiota y no puede hablar. Hay una manera de que vuelva a la normalidad, sólo que requiere tomar cada día una gota de sangre de quien lo mató, durante 201 años. Para ello, viene diario a la misma hora, con su hermana, y cada una me da 201 latigazos, mientras me insultan y humillan; después toman una gota de sangre y se van. No sé cuánto tiempo lleve aquí ya, varias décadas al menos. Cuando terminan conmigo, suben a nuestra alcoba, a donde transportaron al demonio, y están con él un par de horas, diciéndole que tenga paciencia. Yo sufro un dolor intenso todo el día y, en cuanto ellas llegan, mis heridas se cierran por completo. Es parte del encantamiento que me tiene semipetrificado, según me ha dicho mi esposa.
“También me hizo saber que, si le cortaran la cabeza al monstruo otra vez, moriría indefectiblemente. Para eso se requiere una espada muy poderosa, como la mía. Para burlarse de mí, me la mostró, diciéndome: ‘Anda, ve a cortarle la cabeza. Ya sabes dónde está: en tu cama’. Y algo más que ha mencionado es que el hechizo que me agobia sólo puede vencerse si mueren los tres: el demonio y ambas hermanas.
“Si ustedes me ayudan, les doy la mitad de mis pertenencias, pero no la espada, pues es herencia familiar ligada al oasis. Sin embargo, les diré dónde está para que maten al demonio, y después… no sé… ¿cómo sería bueno sorprender al maligno par? ¡Ayúdenme, por favor!
“Pero si no pueden ayudarme, pues ellas son muy poderosas, al menos mátenme a mí, para que termine mi sufrimiento de una vez y ese demonio nunca pueda ser resucitado.”
Conforme se desenvuelve su relato, los aventureros tratan se enfocarse en qué tan sincero es. Resulta tener todas las características de una historia verdadera, además de que el medio cuerpo de piedra parece totalmente real. Los integrantes del grupo que se mantienen con vida juran matar al demonio, tratar de terminar con las gemelas y, de no conseguirlo, matarlo a él. Si tienen éxito, recibirán la mitad de los bienes de Abbdín, pero respetarán la Espada del Oasis. Si el jeque muere, deben dejar la espada en un templo de Bab-al-Amín (Poleta). Por su parte, el jeque jura (¿por quién?) que todo lo que ha dicho es verdad y que cumplirá su parte del trato, entregando la mitad de sus bienes personales a los aventureros. Una vez efectuados los juramentos, Abbdín-al-Guedén les entrega el diamante que adorna el frente de su turbante, que Miztli estima en un valor de 7000 gp o poco menos, para que puedan traer de regreso a Agra Crun.
Después el jeque les dice dónde está la espada, que en realidad es una cimitarra: en un arcón de ese mismo salón, junto a un tapiz tras el cual hay una puerta secreta por donde, afirma, siempre llegan sus verdugas. Les dice que siempre que llegan, revisan que esté la espada en su lugar, a lo que Alexandir pregunta si la tocan o sólo la miran; Abbdín le responde que normalmente sólo la miran, aunque en algunas ocasiones la sacan y se la muestran para humillarlo.
Toman la cimitarra y salen por la puerta que les indica el medio-piedra: abre a un pasillo que conduce a unas escaleras, tras subirlas, deben ir al segundo cuarto del lado derecho, afirma el jeque. Antes de tomar la escalinata, Miztli conjura tres hound archons, para que los protejan con su magic circle against evil. Suben y se dirigen a la habitación indicada. La puerta está abierta. Es muy lujosa y, en el centro, hay una gran cama donde está acostado un ser repugnante, con características de rinoceronte y sapo. Está reclinado sobre la cabecera de la cama, con los ojos cerrados. La cabeza está pegada al cuerpo mediante costuras.
Alexandir, confiado, anuncia su llegada a gritos. El energúmeno no se mueve, pero una ola de confusión mental invade a todos, y sólo el humano y un hound archon consiguen resistirla. Sin embargo, el arquero entra y dispara un anti-magic field con una flecha, que aunque apenas, logra clavarse en el demonio. Éste abre los ojos y lo mira con furia… como si hubiera interrumpido algo importante.
Los demás quedan libres del hechizo y se acercan a atacar, pero sus armas no parecen hacer mucho daño. Entonces el mago dismissea el anti-magic field, pero entonces el monstruo vuelve a confundir al grupo, en esta ocasión a todos menos a Alexandir.
Sigue una escena curiosa donde unos babean, otros atacan a quien encuentren cerca y otros más se hieren a sí mismos. Como resultado, Miztli sufre 11 hp de daño y Quetzalli 46… Por otra parte, cuando atacan a la bestia apenas logran rasguñarla, y además ésta se cura casi de inmediato. Tras un tiempo, Alexandir logra recordar que lo relevante era cortarle la cabeza, así que aprovechando que el demonio está completamente inmóvil, calcula bien el tajo y, efectivamente, lo degüella. Esto genera una ola de energía negativa que atenta contra la fuerza vital de los presentes, aunque todos logran resistirla salvo Sthlyfaugh, quien pierde fuerza física.
Fin de la sesión, a las 11:30 de 47 Horno 13306.
4800 xp por cabeza
Total: 318,582
Comentarios
1) Spells de Miztli: como posteó Ceorl, no puedes castear spells que sean ni evil ni chaotic. Conjurar a una criatura con alineamiento natural cuenta como un spell de ese alineamiento. Entonces puedes conjurar criaturas LG, NG, LN y N. Hasta 3.5, sí podías castear de alineamientos opuestos pero caías de la gracia de tu deidad, tenían que atunearte, etc., pero está muy en la línea Pf eso de que simplemente no puedas.
2) Familiar: el acertijo no estaba demasiado difícil, pero sí para uno solo de Int 10, y más siendo NPC. No es lo suficientemente apto ni resistente el familiar para mandarlo solito al frente, y menos a un cuarto sospechoso con llaves y cerraduras en penumbra…
3) Energúmeno: un ente poderoso pero mermado (versión 2.0 del ogro cojo que mataron en 1er nivel, su segunda aventura, después de la casa de Tabita). Se logró la versión intermedia: si hubieran llegado silenciosamente y le hubieran cortado la cabeza, como les había dicho el jeque… pan comido. Yo me imaginé a Sthlyfaugh entrando mega stealthy y aplicando el coup-de-grace, con el grupo en la puerta del cuarto, listo para cualquier eventualidad. Por otra parte, ya estando todos confundidos, sin el anti-magic field habrían llegado cuatro monstruos más al siguiente round; menos poderosos que el convalesciente pero ésos sí enteros… lo que se habría puesto divertido o hasta trágico.
4) Mucha preparación y al final nada de antimagia :-p También se retrasó todo por mi muteo involuntario… Pero por otra parte, no está mal que se vayan preparando, porque en los lugares donde la gente grande, como ustedes, se suele pasear, no son tan raras las zonas de antimagia. De manera similar, un ensayo de cómo funciona el anti-magic field en un entorno “protegido” no les vino mal (pero ver abajo).
5) Tienen al menos una dieciocho horas antes de que lleguen las gemelas otra vez. Los voy a dejar en el mapa del salón del trono, para que puedan estudiarlo y familiarizarse con él. Pero no lo vandalicen: recuerden que en los mapas hay mucha info que ustedes no ven; si le ponen cosas encima, ya no las puedo ver tampoco yo, y para mí es mucho más difícil borrar sus garabatos, porque se borra también lo que yo tenga en la token layer, a menos que tenga mucho cuidado y a veces ni aún así.
También pueden hacerle preguntas a Abbdín-al-Guedén. Agra no puede establecer diálogo in-game, pues anda de muertito, pero sí puede sugerir preguntas en meta para que hagan los demás (considerando que son muchas horas donde la mente de los aventureros estará enfocada en el combate que se avecina, mientras que en la vida real se le dedicarán muchas menos horas y no se juegan realmente la vida).
6) Me confundí al aplicar el anti-magic field: una vez confundidos, la magia está en los targets, no en el caster. No es un aura que emane del caster, sino que los targets son todas las criaturas en cierto radio. No lo puede castear dentro de un anti-magic field, pero una vez casteado ya no se afecta por dónde esté el caster. Por supuesto, si un target entra a una zona de antimagia el hechizo deja de hacerle efecto mientras se mantenga ahí.
7) Juramentos: recuerden que cada parte tiene el derecho de decidir por quién hace el juramento la otra parte. Comunica la fórmula y, generalmente, se ocupa de que sea pronunciada correctamente. Ése es el comportamiento que han seguido todos los que los han hecho jurar algo a ustedes. Al principio lo enfatizaba más, se ha ido perdiendo el detalle, pero recuerden que es así y que, si no cuidan ese aspecto, entonces la criatura jurará por su propio dios (y, tal vez, en falso: pronunciando la fórmula incorrectamente). No se vayan a llevar una sorpresita alguno de estos días…