Vigésima sesión

 

La sesión empieza en el primer salón de la cripta, después de terminar con los muertos vivientes que los habían atacado. Sienten el chispazo de energía: nuevo nivel. Deciden salir y acampar. La tarde y la noche transcurren en calma… incluso excesiva: ni un ratoncito nocturno escabulléndose entre los matorrales.

Al día siguiente suben de nivel. La noche también es calmada hasta el extremo. En la mañana de 10 Lodo deciden entrar a explorar la cripta otra vez. Divad, a quien le cayó pesada la cabrita en zarzamora de la noche anterior, se queda a tirar la basura y dice que los alcanza después.

El salón donde habían estado parece tal y como lo habían dejado. Se acercan a la apertura que hay en la esquina derecha, al fondo el cuarto. Observan un altar grande, como de un templo importante, pero en ruinas. Surge una calaca vestida con una toga, fina pero muy vieja, y les dice que no son bienvenidos, que se vayan y nunca regresen.

El grupo no se retira de inmediato. Tratan de hablar con la calaca y se preparan para un eventual combate. Entonces la criatura alza ambos brazos y… desaparecen Algrosh, Dilos e Icanor. Acto seguido, se lanza contra Amaguq, plantándole tremendo garrazo. Tratan de contratacar, pero la calaca parece muy fuerte, aparentemente le hacen poco daño y, además, sólo son dos… Amaguq decide llamar a Divad, comunica el plan a Anathiel y salen corriendo ambos. El monstruo los persigue hasta la puerta de la cripta, la cierra cuando salen y la atranca.

Amaguq y Anathiel corren hasta donde está Divad. Le dicen que una huesuda desapareció a los otros y que deben ir a destruirla. Divad argumenta que, si los desapareció, es riesgoso entrar de nuevo, y no tiene sentido. Es mejor emprender la retirada. Amaguq decide no argüir más y corre de regreso a la entrada, seguido de Anathiel. Logra abrir la puerta sin mucho esfuerzo, pues no estaba muy bien atrancada.

Mientras tanto, los “desaparecidos” están en realidad paralizados, en algo así como otra dimensión: ven pero en blanco y negro, oyen pero lejano y difuso. Observan cómo el monstruo regresa, se planta junto a Algrosh y prepara un garrazo. Poco después, reaparecen en el plano físico y recuperan el movimiento, pero Algrosh recibe el esperado garrazo. La atacan entre los tres, pero sólo Algrosh parece hacer algo de daño, así que la calaca “le toma cariño”, según las propias palabras del orco. Icanor trata de castigar el mal, sin éxito… pero recuerda unas flechas de punta roma que tiene consigo, experimenta y descubre que resultan muy efectivas.

Hay cierta confusión, pues Algrosh cree estar a punto de morir y bebe su poción de curación. La pelona también se meta-confunde y casi ataca a Dilos, pero reacciona a tiempo para redirigir hacia Algrosh y, ahora sí, dejarlo en la lona, con las tripas de fuera. Para entoces, Amaguq y Anathiel están llegando otra vez, así que la elfa revive al orco, mientras Icanor sigue reventándole huesesitos a quien, al parecer, es guardián del templo.

Algrosh alcanza a levantarse y conectar un hachazo, antes de que el imberbe campesino termine de tronar al esqueleto, que repentinamente cae y sus restos envejecen siglos en segundos. Amaguq revisa el lugar, que parece en ruinas. Tras el altar encuentra dos grandes charolas para ofrendas, pero es claro que llevan muchísimo tiempo vacías. Icanor decide que el dueño de la pollería se comportó de manera muy grosera y que no valió la pena haberlo liberado de los ladrones de pollo.

Fin de la sesión, a media mañana de 10 Lodo 13306.

320 XP por cabeza

 

Primera sesión    Sesión previa    Siguiente sesión

Masteraje

Cripta (19-25)

Comentarios

error: Content is protected !!