Octagesimosegunda sesión

 

Empieza la sesión a medio combate contra el Dr. Mulai y sus gigantes de dos cabezas, de los cuales sólo queda uno en pie. Casi de inmediato cae el grandote y el cerebro con patas queda como puercoespín con las flechas de ambos arqueros, incluyendo tremendo crítico de Alexandir.

En la tenue luz, Dr. Mulai pareciera al borde de la lobotomía cuando huye hacia el sur y aparentemente desaparece. Sthlyfaugh, el único que podría haber visto debido a su poderosa percepción élfica, está demasiado ocupado clavándose su propia espada, debido a la confusión mental causada por la magia del cerebro con patas.

Se acercan con precaución y observan un hueco en la pared. Alexandir se mete por él, seguido de Boram. Una vez que el rogue recupera la claridad mental, va tras ellos. Es un pasaje estrecho que da muchas vueltas, por el cual les resulta difícil moverse. Mientras tanto, Belarak convertido en elemental de tierra va cortando camino a través de la roca, percibiendo siempre al cerebro pero sin animarse a enfrentarlo él solo.

Dr. Mulai da vueltas y vueltas, yéndose cada vez un poco más hacia el norte. Se detiene un par de rondas frente a un hueco en la pared (que descubre después el druida) y continúa hacia el este. Luego hacia arriba. Belarak lo sigue. Lo detecta en la superficie de la roca, donde permanece quieto dos rondas más, y después se aleja hacia el oeste.

En ese tiempo, los otros tres alcanzan la cámara donde está una elfa, en una gran jaula dorada, con todas las comodidades (la misma que visitara Belarak antes del combate). La elfa dice ser Tormentita y no poder ayudar a su propio rescate, debido a un juramento. También se niega a irse si no son liberados todos los que han tratado de rescatarla. Durante el diálogo, Boram aprovecha para curar al malherido rogue.

Además de la jaula, en el cuarto hay dos baúles grandes. Cuando Sthlyfaugh se dispone a abrir uno de los candados, Tormentita le dice que no toque esas cosas, que pertenecen a los que han intentado rescatarla. El rogue hace caso omiso, la elfa castea y el semielfo queda paralizado, aunque sólo durante una ronda. En cuanto se repone, va hacia el otro candado. Tormentita ordena imperiosamente que no lo toque. Sthlyfaugh la ignora y lo abre con gran facilidad. La elfa castea nuevamente, y la mente del rogue se ve invadida por sueños de amor idílico, que le impiden actuar con eficiencia.

Al dejar de percibir al cerebro, el druida espera dos rondas más y, como no reaparece en su campo de tremorsense, desciende a través de la roca. Pronto percibe a los demás, los alcanza y relata sus aventuras.

Fin de la sesión, a media tarde de 48 Viento 13306.

2000 xp por cabeza

 

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Gigantas y cerebro (79-84)

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