Sesiones 155 y 156

 

Debido a circunstancias particulares (inserción de Lass’An Driss), regresamos el tiempo un poquito, hasta unos minutos antes de encontrar a Chapopa. Lepporim les dice que estén alerta, pues ya se encuentran en la zona de peligro. En eso, aparece una elfa sin armadura, volando. Se aproxima a ellos. Curiosamente, parece saber perfectamente a lo que va. Los esbirros voladores del puercote se encuentran sobrevolando la zona, buscando al gran monstruo, y ninguno está demasiado cerca; hongotes y honguitos están en el suelo. El grupo se eleva un poco, como quien no quiere la cosa, para quedar fuera de su alcance y poder entrevistarse con la recién llegada, que por un amplio margen es lo más hermoso que han encontrado en todo el Plano de las Capas Infinitas.

Pero Lepporim, claramente alarmado aunque lo disimula, se mantiene cerca de ellos. La elfa dice que quiere hablar en privado con los aventureros, pero el monstruote lo impide, mientras exige a la recién llegada que se presente y exponga qué asunto la lleva a esa región. Ella lo ignora y, quitada de la pena, envía un message al grupo… que es interceptado por el puercote (cada vez notan con mayor claridad que, además de fuerte y gordo, es extremadamente inteligente y perceptivo). Éste inmediatamente da órdenes y aparentemente se prepara para activar una de sus habilidades especiales. Para entonces ya han regresado algunos voladores y dos de ellos desaparecen tras concentrarse unos momentos…

Unos quince segundos después se materializan dos de las serpientes de seis brazos que los aventureros ya conocen bien, sobre todo Sthlyfaugh. De hecho, una de ellas es Laurita, quien saluda coquetamente al semielfo. La elfa, al ver que la cosa se pone fea, castea y desaparece de inmediato (probablemente mediante teletransportación). Tras un par de minutos de silencio, durante los cuales seguramente tuvo lugar una conversación telepática entre las seis-brazos y Lepporim, éstas se van y continúa la marcha.

Entonces sí, encuentran a Chapopa y se buffean. Después aplican el plan: Lepporim con sus secuaces atacan y, una vez que el grueso de las babas acompañantes de Chapopa se aproxima a ellos, se lanza Agra a toda velocidad en su caldero (trono, quiero decir) a golpear a la baba gigante con el famoso Pendepico. Consigue llegar sin ser afectado por la magia del monstruo, que según Chuggiña es poderosa, resiste su fuertísima fetidez y le asesta tremendo picotazo…

Al parecer, Chapopa se ve muy afectado: no aplica magia ninguna y sólo huye lentamente. Las babas que la rodean dejan de actuar de manera organizada y sólo atacan lo que les queda cerca, cual corresponde a seres sin inteligencia. El grupo se centra en destruir al gran monstruo desde lejos.

En eso están cuando aparecen varios elfos hechos de aire, que inmediatamente atacan a Lepporim. Éste no parece preocuparse mucho, aunque ya han notado que es buen actor. Cuando nota que tienen a Chapopoa prácticamente abatido y sin posibilidad de escape, reúne a sus voladores: tres pajarracos y tres chamoscas se abocan a destruir a los elfos gaseosos que circundan al puercote, mientras la otra mitad alcanza a “los amigos” y es testigo del definitivo fin del monstruote.

Lepporim y los suyos dan cuenta rápidamente de los elfos aéreos y continúan en la dirección de la que éstos procedían. La mayoría de los miembros del grupo, muy intuitivos, concluyen que dichas criaturas, al igual que las manotas de fuerza que aparecieran frente al cerdote y el hecho de que varios hongos pequeños estén pataleando a 20’ de altura, se deben a la elfa que los encontrara minutos antes.

En cuanto cae Chapopa, los pajarracos y chamoscas que están en el lugar se ponen a gritar (o, más bien, graznar) anunciando el hecho (aunque del grupo sólo Miztli les entiende). Los aventureros notan que el monstruo tiene una bolsa de piel escamosa negra: piel de dragón negro. Agra la toma y, aunque los esbirros de Lepporim la miran con codicia, el semiorco deja claro que ahora pertenece al grupo, como dijera la Princesa: cada quién conserva lo que recolecte. Dentro hay dinero, gemas, una poción, un anillo de plata y un cetro de cobre. Notan cómo Chapopa se disuelve, al igual que las babas negras al morir, pero deja un centro corpóreo flotando en el charco de chapopote… Pronto queda claro que se trata de un sapestoso, que en contraste con lo demás, parece endurecerse lentamente. Miztli le asesta varios hachazos hasta destruirlo por completo, y nota que el cuerpo es gelatinoso y muy blando.

Lepporim entonces abandona la búsqueda del caster que lo había estado molestando y se teletransporta a donde están los aventureros. Para entonces, sus hongotes ya han desaparecido y las babas que quedan se mueven azarosamente. El cerdo advierte que la teletransportación por parte del grupo está prohibida, así que dan un rodeo y, tras caminar unos veinte minutos, llegan a una zona relativamente firme, donde esperan a hongotes y honguitos, aunque sólo unos pocos de éstos últimos alcanzan a llegar.

Mientras se reintegra el disperso contingente, Lepporim, siempre alerta y ahora más aún, alcanza a notar un pequeño objeto que lo observa a lo lejos… inmediatamente avisa a sus voladores (telepáticamente, por supuesto) y entre todos organizan una concienzuda búsqueda, encontrando y destruyendo varios objetos similares. Cuando están seguros de que no hay más, se disponen a emprender el regreso al palacio de la Princesa Chuggiña. Los aventureros se encuentran muy cansados, tras ocho horas de marcha y un combate.

Fin de la sesión, a las 16:30 de 3 Calma 13306.

15,360 xp por cabeza

Miztli: 369,492
Los demás: 366,692

Comentarios

1) Disculpas por la corta y poco detallada crónica. Espero que mi universo personal se componga pronto.

2) Prying eyes: +16 de bono, +12 por la distancia, suponemos que sacan 20 por las circunstancias, total de 48. Aunque eran muchos bichos y todos muy alerta, porque así son y por estar en terreno enemigo, pero más aún por la elfa que apareció y se esfumó minutos antes, y por los hechizos con que fueron atacados, sólo tiré percepción por Lepporim, una vez por cada ojo. Ya descubierto uno, entonces sí se ponen a buscarlos hasta encontrar a todos… ¿A todos? ¿Cómo sabe que hay más? Además de búsqueda concienzuda rutinaria, como es normal tras descubrir el primero, Lass’An se da cuenta de lo que Alexandir percibiera horas antes: a pesar de su aspecto, el cerdote es avispado y conocedor; en particular, parece saber mucho de magia.

 

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Bendecidos (149-157)

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